domingo, 31 de mayo de 2009

LITURGIA

ECONOMÍA SACRAMENTAL: plenamente al mundo. Es aquí cuando se inicia la dispensación del misterio redentor de Cristo; el cual se hace presente y manifiesta su obra salvífica, mediante la liturgia de la Iglesia; esto se lleva a cabo, de manera más plena y cercana, por medio de los sacramentos.
Por tanto, la Economía Sacramental, es la comunicación de los frutos del misterio pascual de Cristo en la celebración litúrgica-sacramental de la Iglesia.
De ahí se entiende la estrecha relación de cada una de las personas de la Santísima Trinidad en el ejercicio litúrgico y sacramental de la Iglesia.

- Dios Padre, es fuente de la liturgia, es quien bendice, cuanto hace.
- Dios Hijo, actúa por los sacramentos, signos accesibles al hombre, por los cuales realiza su misterio pascual; que envía a los apóstoles a predicar y realizar su obra salvífica (sacramentos); y ellos mismos, se convierten en signos sacramentales de Cristo, lo que hace que hoy día, la sucesión apostólica, sea garantía de la legitimidad de la vida y acción sacramental.
- Dios Espíritu Santo y la Iglesia en la Liturgia, el Espíritu prepara a la Iglesia para el encuentro con el Señor; es artífice de las obras de Dios, (en este caso, los sacramentos); da vida y comunión.
LITURGIA: Es común entre nosotros escuchar la palabra liturgia, e inmediatamente la referimos a la Iglesia, a las diversas celebraciones e incluso a los espacios donde estas se realizan, pero acaso sabemos: ¿qué significa, de dónde viene y por qué hace parte integral de la vida de la Iglesia.

La palabra LITURGIA, proviene del idioma griego y es resultado de la unión de dos palabras:

LEITON=LEITON
ERGOM=ERGOM

LEITON, que significa pueblo, y ERGOM, que significa servicio, que al unirlas sonarían algo así como “LEITOURGIA” por ende, el termino Liturgia, hace referencia de un modo literal a la obra del pueblo. Para explicar mejor este termino, y por que se emplea en la Iglesia, es necesario remontarnos a la Antigua Grecia, donde se usó para designar toda iniciativa y/o servicio en favor del bien popular.

Más adelante y a partir de la traducción del Antiguo Testamento, por parte de los 70 sabios (siglo II a. C.), se usó el término para hacer referencia al servicio prestado por los levitas en el santuario, y a la vez al culto religioso, fuese de carácter público o privado, ya fuera por medio de los sacrificios, unciones, la Pascua, etc.(cf. Lv. 2. 6. 9; Nm. 15)

Ya en el Nuevo Testamento, Cristo se sirve de signos, palabras y gestos para expresar realidades naturales y espirituales, por medio de las cuales Dios mismo se hacía presente en medio del hombre, por ejemplo el agua en el Bautismo, la unción con aceite a los enfermos, la última Cena, la Reconciliación, etc.; y que actualmente hacen parte activa de la vida eclesial.

De entre estos actos realizados por el Señor, ocupan un lugar primordial en la vida cristiana, los sacramentos, ya que por estos, se experimenta plenamente la obra de Dios en quien los recibe. (cf. Mc. 6, 13; Mt. 28, 19; Lc. 22, 19-20; Jn. 20, 22-23)

Aquí ya encontramos un vínculo fuerte y permanente entre liturgia y sacramentos, pues al celebrarlos, sentimos la acción salvadora de Cristo en nuestra vida, experimentando así, su plena presencia.
SACRAMENTO: Los sacramentos son signos instituidos por Jesucristo y confiados a la Iglesia, por los cuales se nos da la gracia, es decir, la vida eterna.
En los sacramentos experimentamos plenamente la presencia real de Cristo y nos encontramos con el. Aquí valdría destacar lo que decía el papa san León Magno, ya en el siglo V:
“Lo que fue visible en nuestro Redentor, pasó a los sacramentos”
Por tanto, los sacramentos no son signos, ni celebraciones vacías, al contrario, nos ponen en contacto con la obra salvadora de Cristo, que se manifiesta por medio de estos.
La palabra sacramento, se usa por primera vez en la Iglesia, a partir del siglo III, cuando Tertuliano, primer teólogo latino, tradujo la palabra griega mysterion (misterio) por el latín sacramentum, que en el uso precristiano representaba una promesa de acción futura. Ya en el uso cristiano, los sacramentos son, a veces, llamados signos. Se consideran signos comunicantes, es decir, que el propio signo conlleva la realidad de lo que representa.
Es decir, que no solo significan lo que son, sino que además, lo causan, de ahí que su eficacia en la vida cristiana no solo se limite a su celebración, sino a su acción en la vida de los fieles.

Hoy, gracias al Vaticano II, los sacramentos ya no son cosas sino celebraciones de los cristianos; no son solo ritos sagrados y hasta simplones, sino ante todo, compromisos evangélicos.

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